Presentación

 

La comunidad de la Facultad de Historia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo construyó un nuevo proyecto académico que, de forma integral, revisó y reformó su quehacer educativo. Con esta acción –y con más de cuatro décadas de existencia- mantiene en actualización constante su capacidad de respuesta ante los nuevos retos de enseñanza, la investigación, la difusión y conservación del conocimiento histórico.

Prueba de ello es que, antes de finalizar el año 2015 su Programa de Licenciatura se encuentra acreditado; días después, el Programa de Maestría fue ratificado en su nivel de competencia internacional.

Para alcanzar la renovación académica de la institución resultó necesario un cambio curricular a mediano plazo. El punto de partida quedó constituido con la reforma a su plan de estudios a nivel licenciatura, labor que implicó un trabajo sostenido de investigación, análisis y discusión a través del Seminario de Reforma al Plan de Estudios, en el mes de agosto de 1993; dicha propuesta permitió sistematizar los aportes presentados por alumnos, profesores y ex alumnos, con los planteamientos presentados por comisiones colegiadas al respecto. Por lo tanto, el resultado es producto de un amplio consenso derivado del diálogo.

Esta reforma no se desarrolló de forma aislada, sino que se encuentra cobijada por la Ley Orgánica de la Universidad Michoacana. En ella se establece que es atribución de nuestra casa de estudios determinar sus planes y programas académicos; en general, también se definen los fundamentos y fines educativos de la institución: orientación filosófica, social y pedagógica, que indican el sentido de nuestra labor educativa. Además, el Artículo tercero constitucional y la reciente Ley General de Educación constituyen el marco legal global que sustenta el cambio.

Orientar y definir el nuevo plan de estudios también consideró el contexto o circunstancia social en que están inmersos la Facultad de Historia y la Universidad Michoacana. Esto se debe a que las propuestas curriculares sólo adquieren sentido en la relación educación- sociedad. Como parte y espacio de la sociedad civil, la universidad ha de responder a dicha problemática y, al mismo tiempo, proponer posibilidades que ayuden a conciliar las aspiraciones sociales. Bajo ésta perspectiva, contexto social y legislación orientaron los objetivos y contenidos del nuevo plan de estudios.

Para determinar qué historia enseñar y su sentido -esto es, definir el perfil de nuestra licenciatura- fue preciso poner en juego un tercer criterio: las características propias de la ciencia histórica y el estado actual de sus conocimientos. Así, en el documento se buscó sustentar la información del historiador sobre la base firme de un cuerpo disciplinario que considera al estudio del pasado en sus dimensiones regional, nacional y mundial. Así, es posible tener acceso a la discusión sobre las distintas corrientes del pensamiento historiográfico en los mismos niveles, buscando una formación sólida en el manejo de los métodos y teorías del quehacer del historiador, siempre en apertura a los aportes de otras ciencias afines.

Si a través de la búsqueda colectiva de la verdad por medio del diálogo, y en el ejercicio de la tolerancia y el respeto, es posible avanzar y mejorar, con la existencia del nuevo plan de estudios se pusieron las bases para plantear una nueva etapa de superación en la institución; misma que se fortaleció con la creación de la Maestría en Historia, el fortalecimiento de sus instalaciones y la consolidación de su núcleo académico.

Con estos avances será posible que nuestra facultad mantenga su prestigio y calidad, esas que ha ganado con el esfuerzo cotidiano de su comunidad.